¿Qué es?

El chalazión, o quiste de Meibomio, consiste en una inflamación granulomatosa crónica y estéril de las glándulas de Meibomio secundaria a la retención de su secreción grasa, lo que origina una lesión nodular a nivel de los párpados. Puede aparecer a cualquier edad y de forma recurrente.

Síntomas

Suele cursar como un nódulo de consistencia dura e indoloro. En ocasiones puede sobreinfectarse (orzuelo) causando dolor y enrojecimiento palpebral, así como acompañarse de secreción purulenta.

¿Cuándo acudir a su oftalmólogo?

En caso de enrojecimiento palpebral o dolor se debe consultar con un oftalmólogo ya que son signos que suelen indicar sobreinfección y así poder iniciar el tratamiento adecuado de la manera más precoz posible.

Si se presenta como una lesión indolora y de tamaño estable, pero que no es aceptada estéticamente aconsejamos consultar con un oftalmólogo.

Causas y factores de riesgo

Es frecuente que se produzca en el contexto afectación dermatológica como acné rosáceo y asociado a blefaritis. En niños, puede estar asociado con hipermetropía no corregida.

Prevención

Para prevenir la aparición de chalaziones (así como de orzuelos) se debe hacer hincapié en una dieta rica en ácidos omega 3 así como una adecuada higiene palpebral, realizando masaje sobre los párpados y limpiando correctamente la base de las pestañas con toallitas específicas. Igual de importante es limpiar el maquillaje (como el rímel o el lápiz de ojos) que afectan directamente a la zona de salida de estas glándulas.

En pacientes con antecedentes de acné rosácea, chalaziones recurrentes o blefaritis, es imprescindible un seguimiento por un oftalmólogo para el correcto manejo de sus factores de riesgo.

Tratamiento

Aproximadamente un tercio de los casos se resuelve de manera espontánea, por lo que en ocasiones no resulta necesario realizar ningún tratamiento. No obstante, se suele optar por un tratamiento consistente en masaje palpebral con aplicación de calor y toallitas específicas así como de una correcta lubricación de la superficie ocular.

En caso de presentarse como un orzuelo se requiere el uso de pomada antibiótica y antiinflamatoria. Solo en casos muy excepcionales suele ser necesario realizar tratamiento con antibióticos orales.

Las lesiones enquistadas y persistentes, en caso de causar molestias o que no sean estéticamente aceptadas por el paciente, requieren de extirpación quirúrgica. Si se localizan cercanos al punto lagrimal o en el borde libre palpebral se realiza una pequeña inyección de corticoides.

 

Profesionales que tratan esta patología

Preguntas frecuentes

  • Hablamos de una patología benigna pues se trata de un proceso inflamatorio crónico. Solamente en casos con recurrencias frecuentes se deben biopsiar para descartar lesiones malignas. 

  • Sí puede ser recurrente, sobre todo si existe blefaritis asociada. No obstante, su prevención (omega 3, higiene palpebral) es sencilla y altamente eficaz.

  • Se trata de una lesión palpebral y por tanto no afecta a la visión. Solamente en casos de gran tamaño y en párpado superior puede inducir una pequeña variación en la graduación (cambios en el astigmatismo) pero no causan pérdida de visión.

  • Un tercio de los casos no requieren tratamiento y, muy frecuentemente, realizando masaje con calor sobre la zona se resuelven. Siempre es aconsejable acudir al oftalmólogo para seguir el tratamiento indicado para cada caso.

  • No queda cicatriz puesto que se trata de un procedimiento sencillo (muchas ocasiones no requiere de suturas) y se aprovechan los pliegues naturales de la piel palpebral por lo que las incisiones no son visibles. Además, existen casos que se pueden abordar por la parte interna.

  • En efecto, existen numerosos casos que recidivan en épocas donde el paciente está sometido a mayor estrés.

  • Existen numerosos remedios caseros, no solo manzanilla, también colocar un huevo recién hervido, un anillo o una moneda sobre la región. El fundamento de todos estos remedios se basa en la aplicación de calor local, pero no está demostrado que funcionen. Por ello aconsejamos acudir a un oftamólogo que le indicará que productos especializados utilizar, y además, le enseñará los pasos para realizar una limpieza palpebral óptima.

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