23/10/2019

Marel hace más de cuatro años que es paciente del Centro de Oftalmología Barraquer y a pesar de su juventud ya ha tenido que enfrentarse a situaciones complicadas que la han hecho más fuerte que otras chicas de su edad.

La madre de Marel nos cuenta el periplo por el que pasaron hasta llegar a Barraquer y encontrar estabilidad en la salud de su hija. Todo empezó cuando en un control pediátrico de rutina en el que su doctora la derivó a un especialista.

En un principio, los médicos que en ese momento la atendieron no pudieron dar con la patología que padece y con el paso de los meses la pequeña seguía sin ver bien y con importantes molestias en los ojos. Le prescribieron unas gafas y lentillas.

Ni las gafas ni las lentillas conseguían que Marel viese bien. Los padres de Marel estaban muy preocupadosy, un día, la madre, en una conversación con la directora del colegio de la niña, le explicó su desesperación al ver que su hija no mejoraba con los tratamientos ni con nada y la directora le habló de Barraquer.

Lo conocía por una vecina suya, enfermera del centro, y tenía referencias muy buenas que podían suponer una nueva oportunidad para mejorar la salud de la niña.

Los padres de Marel no dudaron en acudir a la clínica y la primera vez lo hicieron a través del servicio de urgencias. Marel sufrió una pérdida de visión grave que requirió una operación urgente. Iniciaron un importante camino hasta la fecha de hoy en el que sigue venciendo las dificultades que se le presentan.

Valor y vocación

Pero Marel es una joven muy valiente y decidida, a veces parece mayor de lo que es cuando nos cuenta lo que ha vivido. Recuerda muy bien la primera vez que estuvo en un quirófano, se asustó mucho pero que nunca más volvió a sentirse preocupada.

Ella afirma que sabe que está en buenas manos y por eso cuando acude a la clínica tiene total confianza en el equipo médico y en el resto de los profesionales que se encuentra.  La han visitado diferentes doctores: el Dr. Álvarez de Toledo, la Dra. Sauvageot, y el Dr. Ruiz Tolosa, y se siente tan bien atendida que dice que de mayor quiere ser oftalmóloga.

Le gustaría ayudar a las personas que como ella tienen dificultades para ver, para que puedan estudiar y jugar y ver todas las cosas bonitas de la vida. Entre risas vergonzosas, nos cuenta que si pudiese ser le gustaría trabajar en Barraquer para estar cerca de los médicos y los profesionales que la han ayudado.

Marel es un ejemplo de fortaleza y optimismo. Ha vivido momentos difíciles y siempre ha tenido a su familia al lado, luchando con ella para continuar viendo las cosas de la mejor manera y nos alegra mucho saber que se acuerda de muchos de los profesionales de la clínica que la acompañan en sus visitas al centro: recepcionistas, enfermeras, secretarias médicas, el personal de quirófano, celadores, el equipo de la Fundación y por supuesto todo el equipo médico que la trata.

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