Gafas de sol en niños

23/07/2021

• La Organización Mundial de la Salud apuesta por tomar medidas de protección ocular a partir de un índice de radiación ultravioleta  superior a 3, nivel que se supera la mayoría de los días en España

• Los bebés de menos de seis meses no deben exponerse al sol, y la exposición debe ser limitada en niños menores de 3 años.

Con la llegada de las vacaciones y del período estival, aumentan las horas de exposición del sol al lado de la playa, las piscinas y también en espacios al aire libre, especialmente en el caso de los niños y adolescentes. Desde el Centro de Oftalmología Barraquer aconsejamos durante el verano poner gafas de sol a los niños a partir de los 3 años para proteger los ojos de la radiación ultravioleta.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya apuesta por tomar medidas de protección ocular y en la piel a partir de un índice de radiación ultravioleta (UV) superior a 3, un nivel que en España sobrepasamos la mayoría de los días de verano.

Para evitar lesiones en los más pequeños, la principal recomendación es evitar la exposición solar directa y las horas de mayor intensidad de la luz solar -entre las 12 y las 16 horas- y fomentar una adecuada protección con gorros, viseras y gafas de sol con filtros adecuados.

La mayoría de los padres no tienen dudas a la hora de poner crema solar a un niño para evitar el riesgo de quemar su piel, mientras que el nivel de concienciación no es el mismo en lo que a la vista se refiere. Sin embargo, los ojos, al igual que la piel, tienen memoria, y el daño producido por exceso de exposición solar es acumulativo, convirtiéndose en un factor de riesgo para el desarrollo de distintas patologías.

El ojo tiene un sistema natural para protegerse de la radiación UV. Córnea, pupila y cristalino actúan como filtros naturales, ayudados de párpados y cejas. Pese a ello, dicha protección no es totalmente efectiva en el caso de los niños, ya que sus ojos no están desarrollados completamente, por lo que son más vulnerables a los efectos nocivos del sol.

Otra de las causas que explican la mayor sensibilidad de la población infantil a los rayos solares es que su pupila es más grande que la de los adultos, por lo que entra una mayor cantidad de luz, mientras que la pigmentación de los tejidos es menor. Esta situación provoca que la pantalla protectora ante el sol sea inferior.

Por todo ello, la doctora Idoia Rodríguez Maiztegui recomienda empezar a cuidar la vista desde los primeros años de vida. Los bebés de menos de seis meses no deben exponerse al sol, y la exposición debe ser limitada en niños menores de 3 años. A partir de esta edad es cuando sería recomendable el uso de gafas de sol.

Consejos para la elección de gafas

Al igual que las de los adultos, las gafas de protección solar deben ser homologadas, ya que, de lo contrario, podrían perjudicar gravemente la salud visual, por lo que a la hora de adquirirlas se recomienda acudir a centros ópticos especializados y contar con un asesoramiento profesional.

Así, las gafas solares deben llevar la marca CE, filtros protectores -en el caso de los niños se recomienda el filtro de categoría 3- y que no distorsionen los colores. En cuanto al tipo de material, en niños es preferible optar por lentes orgánicas como primera elección, pues son más resistentes a la rotura y, en caso de impacto, son más seguras.

A la hora de elegir las gafas para los niños es importante también asegurarse de que cubran bien todo el ojo y que la lente no dificulte la visión, pues no debemos olvidar que, a estas edades, el sistema visual de los más pequeños se encuentra, todavía, en pleno desarrollo.

Riesgos de patologías oculares

La sobreexposición a la radicación solar en los ojos puede producir consecuencias a corto plazo, como conjuntivitis o queratitis (quemaduras solares), que se manifiestan en forma de lagrimeo, ojo rojo, picor o dolor, pero también provoca patologías oculares más graves a largo plazo, como cataratas, alteraciones en la conjuntiva, la córnea y esclera o lesiones degenerativas en la retina (degeneración macular).

Al ir a la playa o a la piscina, es aconsejable siempre tener a mano suero estéril o lágrimas artificiales sin conservante para lavar bien los ojos en caso de irritación o entrada de sustancias o cuerpos extraños.

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