Iniciamos un nuevo ensayo para tratar la DMAE húmeda
04/10/2024
22/02/2022
Muchos padres con defectos de refracción (miopía, hipermetropía y astigmatismo) suelen preguntarse si sus hijos heredarán la misma graduación que ellos. Estudios realizados hasta la fecha reflejan que existen diversos factores que influyen en la aparición de los errores refractivos en la infancia, incluyendo causas genéticas (antecedentes familiares), factores medioambientales, sexo, raza y factores socioeconómicos.
A día de hoy continúa existiendo una gran controversia sobre el papel de los factores ambientales en el desarrollo de las ametropías. Este impacto parece ser mayor en el caso de la miopía, por lo que existen una serie de hábitos de higiene visual a tener en cuenta para intentar frenar la progresión de la misma:
Estas recomendaciones son especialmente importantes en edades tempranas, ya que el desarrollo visual se inicia en el nacimiento y finaliza a los 8-9 años de edad.
Los defectos refractivos no se pueden prevenir, pero sí detectar de forma precoz. Cualquier patología ocular que provoque mala visión de uno o ambos ojos durante el período de aprendizaje visual, puede dar lugar a una ambliopía u ojo vago. Es por ello que todos los niños deberían realizar alrededor de los 2-3 años de edad un examen ocular completo por parte del oftalmólogo especialista, a pesar no presentar sintomatología. Las revisiones oculares periódicas, junto con las medidas de higiene visual, nos van a permitir garantizar la salud ocular de los más pequeños.
Doctora Idoia Rodríguez Maiztegui, oftalmóloga de las áreas de Estrabismo, Oftalmología pediátrica y Neurooftalmología del Centro de Oftalmología Barraquer.
Charlamos con nuestra optometrista pediátrica Susana Escalera, que recibe en su consulta unos 30 niños al día. De su experiencia y habilidades depende que la visión de estos mini pacientes, algunos de los cuales son aún bebés, sea revisada de forma satisfactoria. Parece una tarea sencilla pero no lo es en absoluto.