¿En qué consiste el tratamiento?

Se trata de un procedimiento quirúrgico sencillo que tiene como finalidad la inyección de fármacos directamente al interior del globo ocular (cavidad vítrea).

Eso permite alcanzar concentraciones muy altas de medicación a nivel intraocular que por otra vía (oral o intravenosa) no se conseguirían, ya que el ojo es un órgano aislado del resto del organismo y eso hace difícil que los fármacos que no se administran por vía intravítrea alcancen concentraciones suficientes en su interior.

¿Cuándo están indicadas las inyecciones intravítreas?

Se usan para el tratamiento de afecciones de la retina o del vítreo. Dependiendo de las indicaciones podremos elegir diferentes tipos de fármacos intravítreosantiangiogénicos, corticoides, antibióticos, etc.

En la actualidad las inyecciones que más se realizan son las de antiangiogénicos, de éstos, tenemos 2 fármacos: ranibizumab y aflibercept aprobados para uso intraocular y un tercero, el bevacizumab, solo para uso compasivo y para casos excepcionales, donde las otras medicaciones no han sido lo bastante efectivas para controlar la enfermedad.

La administración de estos medicamentos se ha generalizado para el tratamiento de la degeneración macular asociada a la edad de tipo húmedo o exudativa, y para el tratamiento de las membranas neovasculares coroideas secundarias a otras causas (por ejemplo, a la miopía magna). También son el tratamiento de elección en casos de edema macular (hinchazón de la retina central) asociado a enfermedades vasculares de la retina (por ejemplo obstrucciones venosas retinianas, retinopatía diabética, etc.).

En la actualidad estamos participando en varios estudios de fármacos antiangiogénicos de nueva generación, con mayor eficacia en el control de estas enfermedades y con menor frecuencia y número de inyecciones.

En breve también iniciaremos ensayos clínicos para administrar inyecciones intravítreas, para enlentecer o incluso detener la evolución de la degeneración macular senil de tipo atrófico.

Especial mención a los corticoides intravítreos, como el implante intraocular de dexametasona, con una duración de efectos de hasta 4 a 6 meses y que cuenta entre sus indicaciones el tratamiento del edema macular de origen vascular y el de los edemas de causa inflamatoria ya sea en el contexto de inflamaciones oculares (uveítis) o tras cirugía intraocular (edema macular cistoideo).

Desde hace poco tiempo contamos además con un implante intraocular de fluocinolona, para casos muy seleccionados de edema macular diabético refractario (que recurre tras múltiples tratamientos), cuyos efectos farmacológicos pueden alargarse hasta 3 años sin necesidad de reinyectar.

Otra enfermedad en la que nos valemos de inyecciones intravítreas es la endoftalmitis (infección del contenido intraocular), en este caso con antibióticos, cuya elección dependerá del microorganismo causante de la misma.

Incluso y aunque no sea una medicación propiamente, se puede inyectar silicona, gas o aire intraocular para tratar casos muy seleccionados de desprendimiento de retina.

¿Cómo se realizan?

Las inyecciones intravítreas deben ser realizadas, para mayor seguridad y comodidad del paciente, en quirófanos o salas blancas, y por tanto bajo estrictas condiciones de esterilidad.

No requiere preoperatorio y es un técnica ambulatoria (no requiere ingreso). Su administración es sencilla, bajo anestesia tópica (instilación de gotas anestésicas) y es bien tolerada por los pacientes.

Posibles riesgos

El riesgo de complicaciones si seguimos estas directrices es extraordinariamente bajo.

El paciente apenas siente molestias ni durante ni después de la inyección, de ser así se reducen a sensación de arenilla, escozor y ojo levemente rojo.

En pocas ocasiones pueden presentar una pequeña mancha rojiza en el lugar de la inyección (hiposfagma) que se reabsorbe espontáneamente. No es infrecuente la visualización de burbujas negras tras la inyección, por restos de aire; suelen desaparecer en apenas 24 a 48 h sin tener relación con la efectividad del tratamiento.

La complicación más temible, y por fortuna muy infrecuente, es la endoftalmitis, para prevenirla el paciente debe aplicarse unas gotas antibióticas los días posteriores al procedimiento.

Profesionales que realizan este tratamiento

Preguntas frecuentes

  • Su administración resulta prácticamente indolora, gracias a la instilación de gotas anestésicas previo al procedimiento. Posteriormente tampoco debe ser molesto y en caso de tener dolor agudo, el ojo muy rojo o perder visión respecto a la basal, debe consultarse con el oftalmólogo.

  • No se puede predecir el número de inyecciones que va a requerir cada paciente. Eso va a depender del tipo de enfermedad, del tiempo de evolución de la misma y de la respuesta de los pacientes a la medicación, entre otras razones.

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