Barraquer adquiere la luz pulsada de última generación
16/06/2022
La blefaritis proviene de las palabras griegas blepharon (párpado) e -itis (inflamación). Por lo tanto, significa inflamación de los párpados.
La blefaritis es una afección muy común que no se diagnostica lo suficiente porque el oftalmólogo, con frecuencia, omite hacer un examen meticuloso de los márgenes del párpado, una parte importante de la superficie ocular.
Los síntomas de la blefaritis son inespecíficos y variados:
Varias afecciones están asociadas con la blefaritis, como rosácea, atopia, psoriasis, enfermedad inflamatoria intestinal, dermatitis seborreica, menopausia, problemas hormonales, uso crónico de lentes de contacto o uso de medicamentos tópicos para el glaucoma que contienen prostaglandinas. El uso prolongado del ordenador o las pantallas también es una causa frecuente de blefaritis debido a la disminución del parpadeo.
Varios medicamentos orales también se han asociado con estas afecciones, como: píldoras anticonceptivas, antidepresivos, antipsicóticos, antihistamínicos, quimioterapia, antiandrógenos como la finasterida y medicamentos para la piel como la isotretinoína utilizada para el acné.
La cirugía ocular previa, como la cirugía refractiva, la cirugía de cataratas o las cirugías oculares múltiples, también pueden ser un factor de riesgo debido a la disminución de la sensibilidad de la córnea que causa una disminución en la tasa de parpadeo.
La blefaritis puede ser anterior, cuando afecta la base de las pestañas, o posterior, cuando afecta las glándulas de Meibomio.
La blefaritis anterior se divide en varios tipos: seborreica (material grasiento parecido a la caspa), infecciosa (generalmente debida a una infección por estafilococos, a veces a infección por hongos) o parasitaria (infestación de Demodex). La falta de higiene está asociada con el tipo infeccioso de blefaritis anterior.
Las blefaritis posteriores involucran las glándulas de Meibomio, que secretan lípidos. Los lípidos juegan un papel muy importante en la homeostasis de las lágrimas. Por lo tanto, cuando hay una disfunción de las glándulas de Meibomio, ya sea debido a la obstrucción de los poros de las glándulas o debido a la atrofia, puede producirse un ojo seco evaporativo.
Una inspección meticulosa de los márgenes del párpado es importante para diagnosticar qué tipo de blefaritis puede estar sufriendo un paciente. El especialista puede realizar algunas pruebas, como hisopos para cultivo y pruebas de sensibilidad en casos de blefaritis infecciosa, o tomar muestras de las pestañas para verificar la presencia de ácaros Demodex.
Otras pruebas especializadas pueden incluir interferometría, tiempo de ruptura lagrimal y osmolaridad para verificar la calidad de las lágrimas. Las pruebas de imagen, como la meibografía, para determinar si hay atrofia de las glándulas de Meibomio también pueden ser solicitadas por el especialista en ojo seco.
Una buena higiene del párpado es clave para prevenir la blefaritis, especialmente aquellos que están predispuestos a tener la afección como se mencionó anteriormente. La higiene es con el uso de toallitas y se recomienda lavar con solución salina. Esto es especialmente importante para las mujeres que se maquillan los ojos.
También recomendamos evitar la aplicación de productos de maquillaje en el borde interno del párpado, ya que esto puede obstruir los poros de las glándulas de Meibomio y causar la enfermedad obstructiva de la glándula de Meibomio.
También se recomienda una dieta rica en ácidos grasos omega 3 para un funcionamiento saludable de las glándulas de Meibomio. El salmón, el atún, la lubina, las sardinas y la mayoría de los mariscos son ricos en ácidos grasos omega 3. Las fuentes alternativas de dieta de ácidos grasos omega 3 incluyen nueces, algas, semillas de chía y semillas de lino.
El tratamiento debe ser individualizado y dirigido a la causa que origina la afección.
La blefaritis anterior se trata con higiene del párpado usando toallitas especiales para ello. En casos de infección, el especialista puede recetar algunos antibióticos tópicos, especialmente en casos de infección por estafilococos. Se pueden prescribir preparaciones de aceite de árbol de té en casos de infestación por Demodex. La microexfoliación puede recomendarse en casos recalcitrantes o cuando no se cumple con la higiene de los párpados.
En cuanto a la blefaritis posterior, el tratamiento suele ser con compresas tibias y masaje de párpados. En algunos casos, el especialista puede ofrecer terapia con luz pulsada intensa regulada (IRPL) para casos que no responden al tratamiento convencional.
Tanto en la blefaritis anterior como en la posterior, la suplementación con lágrimas será necesaria hasta que haya una mejora en la calidad de las lágrimas del paciente.